En el país hay dos emprendimientos operando que en 2021 extrajeron 37,5 mil toneladas. Con las iniciativas en carpeta esa producción podría multiplicarse por 10. Todavía hay oportunidades para avanzar con una minería más sustentable y con justicia social.
El litio aparece desde hace varios años como una gran oportunidad para Argentina. Ya es el cuarto productor del mundo, detrás de Australia, Chile y China. Pero esta industria recién esta tomando impulso, porque la región de la Puna tiene importantes reservas de este metal en diferentes etapas previas a la de producción.
El país podría convertirse en un actor clave en la transición energética que necesita el planeta. El objetivo es abandonar los combustibles fósiles responsables de la crisis climática y apalancar la economía global en fuentes más sustentables como la solar y eólica. Para ello es clave el litio, componente esencial de las baterías que tienen los celulares, pero también vehículos eléctricos y sistemas de almacenamiento que acompañarán a los parques eólicos y fotovoltaicos.
Un informe publicado por la Agencia Internacional de Energía en 2021 indica que la demanda del litio aumentará 42 veces si se cumplen las proyecciones de para alcanzar la neutralidad de carbono en el balance de emisiones para 2040. Esta demanda vendrá, sobre todo, desde el sector automotor. Hay que pensar que una batería de celular solo necesita 3 gramos de litio, pero la que incluye un vehículo eléctrico insume entre 4 y 8 kilos, y en un autobús puede superar los 200 kilos.
En el país solo hay dos grandes emprendimientos funcionando en 2023, pero existe una larga lista de otras posibles minas que están en diferentes etapas de desarrollo. El desafío es lograr que estas producciones incluyan la mejor tecnología disponible para lograr una extracción sustentable. Y, además, que sea lo más justo para las comunidades de la región. La oportunidad para instalar estas buenas prácticas es ahora.
Emprendimientos funcionando y en carpeta
'Argentina cuenta con un enorme potencial para aumentar su participación en la oferta global del mineral. Pero los desafíos son mejorar la eficiencia y la sustentabilidad ambiental de las técnicas utilizadas hasta ahora y sumar valor agregado a esta producción primaria', señala un informe sobre litio de la Secretaría de Minería de la Nación.
En 2022, Argentina produjo 37,5 mil toneladas anuales de litio, a partir de dos plantas:
Fénix, en el Salar de Hombre Muerto (Catamarca). Con una capacidad de producción de 20 mil toneladas, aunque planea escalar a 42 mil. Pertenece a la firma estadounidense Livent Corporation.
Sales de Jujuy, en el Salar de Olaroz (Jujuy). Produce 16 mil toneladas, aunque planea escalar a 42 mil. El emprendimiento pertenece a una sociedad entre las firmas Allkem (de Australia y socio mayoritario), Toyota (Japón) y Jemse, empresa estatal de la provincia de Jujuy.
En 2023 comenzó su producción el proyecto de la minera Exar SA en el salar Cachauri-Olaroz, también en Jujuy. No obstante, hasta junio de 2023 la calidad de la producción de carbonato de litio todavía no había alcanzado la pureza necesaria para ser utilizado en la fabricación de baterías. Su capacidad máxima es de 40 mil toneladas anuales. Es una sociedad entre las empresas Lithium Americas Corp (Canadá), Ganfeng Lithium (China) y Jemse.
Cuánto puede llegar a producir Argentina
Un informe de la Secretaría de Minería de la Nación señala que en caso de ponerse en funcionamiento en los próximos años los proyectos que hoy tienen menores grados de certidumbre, Argentina podría totalizar una producción de 373,5 mil toneladas adicionales a su capacidad actual de 37,5 mil toneladas.
De acuerdo con reportes de esta área de gobierno, en 2023 había 6 emprendimientos muy avanzados ya que estaban en la etapa de construcción. Además del mencionado Exar, incluía:
Centenario-Ratones (Salta). A cargo de la empresa Eramet (Francia). 24 mil toneladas de carbonato de litio por año (la segunda etapa podría llegar hasta 70 mil). Ubicada en el salar del mismo nombre.
Mariana (Salta). Jiangxi Ganfeng Lithium Co. (China). 20 mil toneladas anuales. En el Salar de Llullaillaco.
Sal de Oro (Catamarca). Posco (Corea del Sur). 25 mil toneladas anuales. En el Salar del Hombre Muerto.
Sal de Vida (Catamarca). Allkem (Canadá). 45 mil toneladas anuales con las segunda etapa. En el Salar del Hombre Muerto.
Tres Quebradas (Catamarca). Zijin Mining Company (China). 20 mil toneladas anuales. En el Salar Laguna Verde.
La mayoría de estas minas de litio tienen un tiempo de vida de 25 a 40 años. Los tres proyectos activos y estos cinco más podrían incrementar la producción hasta 200 mil toneladas para 2025.
Además, hay dos proyectos que comenzarían a construirse en 2023: Pastos Grandes y Salar del Rincón (Puna Mining), ambos en Salta. El reporte de la Secretaría de Minería de la Nación también identifica otros proyectos según su estado de avance. Todos estos emprendimientos sumarían otras 218 mil toneladas anuales más. Se trata de:
3 proyectos en la etapa de Prefactibilidad,
5 en la etapa de Evaluaciones Económicas Preliminares (PEA, por sus siglas en inglés). Es un análisis económico para determinar la viabilidad potencial de una mina.
20 en la etapa de Exploración Avanzada. Es la última etapa de la exploración y consiste en evaluar el tamaño y la concentración de litio.
5 puntos claves para promover una extracción justa y sustentables
El potencial argentino en el desarrollo del litio es enorme. Pero se deben tener en cuenta algunos aspectos claves para que esta actividad productiva se realice con responsabilidad ambiental y social. Entre ellas, se pueden mencionar:
Evaluación y monitoreo ambiental riguroso. La extracción de litio debe llevarse a cabo bajo estrictas regulaciones ambientales. Es necesario realizar una evaluación exhaustiva de los impactos ambientales potenciales antes de iniciar cualquier proyecto minero, así como establecer un sistema de monitoreo constante para supervisar y mitigar los posibles impactos. Esto implica proteger los ecosistemas locales, el agua y la biodiversidad, así como minimizar la huella de carbono y promover prácticas de reciclaje y reutilización de materiales.
Participación y consulta comunitaria. Las comunidades locales deben ser consultadas y participar activamente en todas las etapas del proyecto minero. Sus derechos, necesidades y preocupaciones deben ser escuchados y tenidos en cuenta. Esto implica establecer canales de comunicación abiertos y transparentes, fomentar la creación de empleo local y asegurar que las ganancias generadas por la extracción de litio se compartan equitativamente.
Desarrollo socioeconómico y diversificación. La extracción de litio no solo debe generar beneficios económicos a corto plazo, sino también contribuir al desarrollo socioeconómico a largo plazo de las comunidades. Es importante promover la diversificación económica para evitar la dependencia exclusiva de la industria minera, fomentando la creación de empleo en sectores como el turismo, la agricultura sustentable o la investigación y desarrollo de tecnologías limpias.
Innovación y tecnología limpia. La búsqueda de una extracción de litio sustentable implica el uso de tecnologías limpias y eficientes en todo el proceso. Es necesario invertir en investigación y desarrollo para mejorar los métodos de extracción y reducir la cantidad de agua y energía utilizada en el proceso. Además, se debe fomentar la innovación en el diseño y fabricación de baterías, promoviendo la utilización de materiales reciclables y reduciendo la generación de residuos.
Responsabilidad corporativa y transparencia. Las empresas involucradas en la extracción de litio deben asumir la responsabilidad de sus acciones y operar de manera transparente. Deben cumplir con estándares internacionales de responsabilidad social y ambiental. La divulgación de información sobre sus actividades, impactos y medidas tomadas para minimizarlos es fundamental para construir la confianza de la sociedad y garantizar una extracción de litio justa y sostenible.