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"El litio es una oportunidad para la Argentina"

Arnaldo Visintin es investigador del Conicet y de la Universidad Nacional de La Plata. Uno de los mayores expertos en desarrollo de baterías de litio en Argentina con más de 25 años de trabajo en el área. Fue asesor de la construcción de la planta piloto que instaló la empresa Y-TEC (de YPF y Conicet) en La Plata y que comenzó a funcionar a fines de 2023.

El científico asegura que Argentina tiene una gran oportunidad con el litio y que el desarrollo tecnológico que tiene el país en esta área está a la par del de los países europeos.

¿Qué futuro imagina para el litio y su cadena productiva en Argentina?

El litio es una oportunidad para la Argentina. Primero en la extracción del litio estamos en un momento histórico que nunca tuvimos respecto de los aspectos económicos. Producir una tonelada les cuesta a las empresas unos 5.000 dólares y se vende a unos 35.000 dólares, aunque el precio va fluctuando. Esta producción ya tiene un valor agregado, porque en Argentina se realiza una purificación. A su vez, producir la batería de litio también es una oportunidad para el país porque aumenta su valor hasta un 60 por ciento. El primer paso es producir el material activo con litio y otros elementos de los electrodos de las baterías. Luego podemos hacer las celdas de la batería, lo que ya está haciendo Y-TEC.

¿Cuál es la ventana de oportunidad que tiene el país para sumarse a esta industria?

Las energías renovables tienen que incrementarse mucho para poder frenar el cambio climático. Son una necesidad. Pero también es una oportunidad para mejorar la calidad de vida de los argentinos. Por eso es necesario desarrollar estas tecnologías. Tenemos una oportunidad de por lo menos 10 años. Las empresas que están haciendo celdas en Asia y Europa calculan en esos tiempos la posibilidad del retorno de la inversión. Argentina no se va a salvar con el litio, pero es una cadena productiva que puede generar ingresos, exportar tecnología y crear fuentes de trabajo altamente calificadas. A su vez, si la tecnología de autos eléctricos se hace realidad como viene ocurriendo, por lo menos vamos a tener que hacer baterías para alimentar la industria automotriz que ya tiene Argentina y Brasil, el cual está más atrasado que nosotros en este tema. Hoy la batería de un auto puede costar entre 10.000 y 30.000 dólares. Si vamos a fabricar autos eléctricos, va a ser conveniente producir las baterías aquí que importarlas.

¿En qué condiciones está Argentina hoy por hoy para desarrollar baterías de litio a escala?

Argentina está en condiciones de hacer celdas. Es el único de América latina. En La Plata se está desarrollando una planta piloto con capacidad de producir celdas por el equivalente de 15 megavatios por año. No hay problemas técnicos en multiplicar eso por 10 o por 100. El problema era lograr esa primera planta piloto. Para escalar se necesita inversión, seguramente del sector privado con apoyo del Estado. Eso ya ocurre en Europa, pero Argentina es más competitiva que Europa porque tenemos el recurso. Es nuestra decisión política tomar esa oportunidad. Los países limítrofes nos miran de reojo por todo el potencial que tenemos. Y tecnológicamente Argentina está a la altura de Europa, a pesar de que hay diferentes escalas de inversión en ciencia y tecnología.

¿Qué tan complejo es desarrollar una planta para producir celda?

Es una tecnología muy compleja. Las máquinas se compran afuera. Pero nosotros también podríamos hacer máquinas para producir celdas y exportar la planta llave en mano. No hay problemas en la parte técnico-científica. Está el objetivo de construir una segunda planta en Santiago del Estero con inversión del gobierno de esa provincia. Esa es la meta, vender plantas pilotos para formar recursos humanos y conocer la tecnología que hay detrás. El ejemplo es lo que realiza la empresa Invap en materia tecnología nuclear.

¿Qué tecnología hay detrás de esas celdas que ya se desarrollan en Argentina?

Argentina decidió que el cátodo sea de fosfato, hierro y litio. Actualmente todas las baterías del mercado son de níquel, manganeso y cobalto. Este último material es caro, tóxico y su extracción se realiza en África bajo condiciones parecidas a la esclavitud. El cobalto le da mayor densidad de energía, pero las de fosfato y hierro son más seguras, no explotan, y son más económicas.

La cadena del litio está compuesta de muchos eslabones. ¿En qué otros desarrollos está trabajando el país?

Y-TEC también está desarrollando una planta piloto para producir el material activo, el paso intermedio entre la extracción del litio y la fabricación de las celdas. También se está pensando en desarrollar los colectores de corriente, unos elementos muy finitos de aluminio y cobre. Eso se puede hacer con la empresa Aluar. Otro ejemplo es el electrolito que usan estas baterías. El material se llama hexafluoruro de fosfato. Solo se produce en China y a veces no lo quiere vender. El Centro Atómico de Bariloche, en conjunto con la Universidad Nacional de La Plata y la empresa Clorar de Santa Fe ya lograron producirlo a escala de laboratorio.

¿Después de la batería de hierro y fosfato, cuál es la próxima generación de baterías que debería comenzar a desarrollar Argentina?

Hay varias opciones. La batería que tiene mucha densidad de energía y que para mí va a ser el futuro es la de litio y azufre. El azufre es muy liviano y barato, y tiene tres veces más densidad de energía que las actuales. Varios grupos científicos de Argentina la estamos estudiando. El problema es que el azufre se disuelve, por lo que la batería se deteriora a los pocos ciclos de carga, unos 100. Una batería tendría que lograr al menos 3.000 ciclos de carga para compararse con la tecnología actual. El siguiente paso son las baterías de sodio, que ya no necesitan litio. El sodio es más democrático porque está en todos los países, pero el problema es desarrollar un cátodo de sodio metálico.

La producción de baterías de litio también tiene sus problemas ambientales. ¿Qué respuestas tecnológicas hay a esto?

Hay soluciones. Su extracción requiere el uso de mucha cantidad de agua en un zona en donde es escasa. Pero es un problema que puede mitigarse. En Argentina hay muy buenos hidrogeólogos que pueden estudiar cómo varía el agua por la extracción de litio y diseñar un buen plan de extracción sin dañar el ecosistema. A su vez, hay gente que están estudiando métodos de extracción sin agua. Luego, en el final de la cadena hay que reciclar la batería. Europa ya lo está haciendo. En Argentina no usamos muchas baterías por lo que no se ve esa necesidad. Pero pensemos en la batería de plomo de los autos que ya se están reciclando en un 99 por ciento. No es una tecnología compleja pero reciclar baterías de litio es caro.